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Deja de ir tras la perfección. En nuestro blog post pasado hablamos sobre qué es la felicidad, basándome en las claves de este concepto, compartidas en el libro “Los mitos de la felicidad”, de Sonja Lyubomirsky. Por eso, en esta segunda parte, expondremos las ideas sobre la relación entre la persecución de la perfección, y “La búsqueda de la felicidad”, una obra hecha por Tal Ben-Shahar.

¿Qué tan seguido escuchamos estas frases?: “Quiero ganar más dinero”, “quiero tener la pareja perfecta”, “quiero tener el mejor trabajo”; lo que sea que represente la perfección de la persona. Déjame decirte que este tipo de pensamiento es la razón de tu infelicidad. Por supuesto que no está mal querer cosas, o conseguir oportunidades mas gratificantes, el problema es cuando haces estas metas la condición para ser feliz.

¿Entonces cómo podemos superar este obstáculo? ¿Cómo podemos tener objetivos sin poner en la cuerda floja nuestro estado emocional? Una palabra: gratitud. Una acción: aprender a diferenciar el perfeccionismo neurótico del perfeccionismo optimalista/positivo

Descubre las cinco claves de “La búsqueda de la felicidad” que te llevarán a cambiar tu percepción de vida

Esto se refiere al avance en cuanto objetivos realistas. No podemos esperar que ganaremos un millón de dólares el próximo mes, si nuestro negocio apenas va comenzando. Sin embargo, cuando hagamos nuestra primera venta, debemos celebrarlo, y continuar con el avance. Así, cada que incrementemos la cantidad de ventas, agradezcamos, disfrutemos, y sigamos. No porque no consigamos el millón de dólares a la primera, quiere decir que no seremos felices. Apuntar al perfeccionismo neurótico daña tu rendimiento, así como tu bienestar psicológico.

Agradezcamamos y aceptemos el fracaso

El fracaso es natural, y una oportunidad de aprendizaje tremenda. “Aprendamos a andar cayéndonos; a hablar, balbuceando; a encestar, no encestando; y a colorear el interior, saliéndonos de la raya”. Esta última frase expuesta en el libro nos dice todo lo que necesitamos saber al respecto. Ahí mismo se diferencia el perfeccionismo del optimalismo. Una persona perfeccionista pretende llegar a su meta sin obstáculos, tomando el camino directo, y rehuyéndole a todo aquello que pudiera interponerse en su camino; sin embargo, no existe tal cosa, y eso deriva en la frustración. La persona optimalista, por el contrario, sabe que habrá caídas, así como momentos de éxito, y alcance de la cumbre; aprende de cada situación en el camino, continuando a paso constante.

Reconozcamos y aceptemos las emociones

El perfeccionismo parece ser simple: todo bien o todo mal. La dureza con la cual nos tratamos es extrema, y eso, aunque muchas veces no lo aceptemos, nos provoca emociones diversas. A su vez, la persona optimalista siente y se emociona, de formas diversas. En ambas circunstancias lo mejor que se puede hacer es aceptar esa emoción, procesarla, y evitar el pensamiento compulsivo hacia ella. Una vez que la procesamos, decidimos qué hacer con ella, la dejamos ir, para después ponernos en acción. Al final del día, son parte de la existencia humana; no podemos evitar sentir.

El éxito y la realidad aceptada

En el perfeccionismo se construye un mundo idóneo, en el cual el fracaso no existe, las emociones negativas tampoco. Al optar por la vida optimalista, aceptamos la realidad de que todo lo anterior existe, y que la condición actual puede mejorarse a través del esfuerzo, del trabajo propio, de la consciencia sobre lo que hacemos y somos, así como del aprendizaje constante. Entendamos que, no por no haber conseguido la meta final aún, no hemos alcanzado el éxito. El progreso personal no debe sentirse como una carga, sino como un río que fluye. Ni expectativas tan altas, ni tan bajas, simplemente las necesarias y realistas.

El optimalismo aplicado al trabajo

“Sin riesgo no hay crecimiento”, una frase del ex Director General de Johnson & Johnson, en el libro. Debemos delegar a la demás gente, permitirles que se equivoquen, pero nunca que tengan el mismo error. Básicamente, debemos tener el coraje para tomar decisiones, y elegir. Si nos equivocamos, aprendemos, y a la vez siguiente tomaremos una mejor decisión. De esta forma, desde las cabezas de la empresa, y toda la fuerza laboral, será mas feliz en su día a día, como profesionistas/miembros de la organización.

Todo es cuestión de percepción

Como tomemos los eventos en nuestra vida será el estado de ánimo que tendremos; por ejemplo, no nos dieron el trabajo al que aplicamos, o no concretamos el negocio millonario. ¿Vamos a verlo todo oscuro y ahogarnos en el enojo? ¿Vamos a ver qué salió mal, arreglarlo e intentarlo de nuevo? ¿Quizás buscar una alternativa más enriquecedora? Podremos tener todas las necesidades básicas llenas, pero si nuestra perspectiva es negativa, la infelicidad será el resultado. Al contrario, si nuestra percepción es positiva, no importa que a veces nos falte un poco de dinero, la búsqueda de la felicidad se terminará, pues encontraremos en la felicidad nuestro estilo de vida.

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