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La desigualdad laboral por género en México es como un secreto a voces. En ocasiones es sumamente evidente; sin embargo, algunos optan por justificarlo o disfrazar el hecho.

Antes de dar un breve resumen sobre la situación laboral de la mujer en nuestro país, conviene definir el concepto de “desigualdad”, para entender mejor al tema que nos enfrentamos.

El significado como tal de la palabra, según la academia de lenguajes de la Universidad de Oxford, se refiere a una “condición o circunstancia de no tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma que otro, o de diferenciarse de él en uno o más aspectos”.

¿Cómo se aplica al ámbito laboral?

Básicamente se refiere a que por sus diferencias fisiológicas, correspondientes a su género (hombre o mujer), la persona se enfrenta a diferentes oportunidades -o la falta de ellas-, menor cantidad de retribuciones y de salario, tratos injustos, e inclusive acoso.

Aunque la desigualdad no habla únicamente del sector femenino, éste es el que se atiene a estas situaciones a diario. Según un informe del Gobierno Federal mexicano, hasta principios de la década pasada, la tasa masculina dentro de la participación económica de mujeres y hombres era del 78.2%.

Otra diferencia notoria es en el ingreso por trabajo, donde 10.4% de mujeres trabajaba sin recibir remuneración monetaria alguna, contrario al 5% de los hombres en nuestro país.

Por supuesto que este número ha ido disminuyendo con el tiempo, sobretodo porque la situación económica del país obligó a quienes trabajaban como amas de casa, a salir además, a buscar oportunidades laborales remuneradas.

Para evitar tales brechas, se creó la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), así como el Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (PROIGUALDAD), entre otras tantas.

¿Han sido suficientes estas medidas?

En mi opinión, la respuesta es sencilla: “NO”.

Un análisis de El Sol de México, llevado a cabo por la periodista Claudia Corichi, informó que la brecha salarial entre hombres y mujeres, en pleno 2021, ronda alrededor del 20% -siendo las mujeres el que percibe menos ingresos- sin hijos.

Por su parte, en los diferentes sectores laborales, las brechas de participación femenina han reflejado lo siguiente: 33% en comercio, 23% en manufactura, y 22% en el área de servicios.

Durante la pandemia, estos números se han disparado, porque casi el 80% de las mujeres no ha podido recuperar su empleo por completo, debido en gran parte a que deben desempeñar labores de homeschooling, por ejemplo.

Aquellos que aseguran la desigualdad laboral en México no existe, debe abrir los ojos

Tras presentar estos números en breve, podemos ver cómo la situación de las mujeres en el ámbito profesional y de oficios no ha mejorado.

Por esto es primordial crear conciencia, para que los líderes actuales y futuros tomen cartas en el asunto.

Les propongo un ejercicio: la próxima vez que entres a tu oficina, o lugar de trabajo, haz un conteo rápido de cuántas mujeres versus hombres hay contratados. Quienes perciben salario y quienes no. Cuanto gana una persona con la misma experiencia laboral que otros y si gana distinto a su contraparte masculina. Cuántas mujeres hay en puestos de management o alta dirección.

Quizás haya empresas que estén trabajando en ello. Si eres parte de una organización del estilo, felicidades. Pero si te das cuenta de lo contrario, es momento de comenzar el diálogo para el cambio.

Las mujeres y los hombres tenemos características diferentes, pero ambos somos capaces de desempeñar una cantidad enorme de roles por igual. Dejémonos de comportar como si viviéramos en el Medievo, y pongamos manos a la obra.

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